Nunca es tarde para el arte
- Equipo de Gover
- 4 sept 2017
- 3 Min. de lectura

Durante años, décadas y siglos, el papel de la mujer en la cultura no ha sido valorado y siempre ha estado sometido al dominio de la figura del hombre. El sector cultural no ha supuesto una lanza rota en su favor, sino que ha seguido el mismo camino que mundos como el de la política. Pero con el transcurso de los años, asemejado a la casi forzada eclosión de una prominente crisálida, la cultura acoge la figura de la mujer, y no sólo eso, además de aceptarla, comienza a ensalzarla, eso sí, cabizbaja por los errores del pasado.
Si comenzamos a pensar figuras femeninas en el mundo del arte por ejemplo, nos viene a la cabeza la muchas veces elogiada Frida Kahlo, quien comenzó a expandir su figura con reconocimientos de artistas como el surrealista André Bretón, del que ya hablamos en uno de nuestros anteriores posts. Pero aún con el reconocimiento de grandes artistas, el mundo seguía teniendo cierto rechazo, en parte formado por un miedo infundado, a la mujer en el arte.
Pero el guión no sigue siempre una misma pauta, y en el caso de la mujer en la cultura, la ruptura comenzó a ser total con décadas anteriores. Yayoi Kusama representa esta flamante época en el que el icono de la mujer comenzó a ensalzarse, con su visión particular del arte, donde el feminismo y la cultura pop se fusionan, creando obras totalmente extravagantes, consideradas una genialidad alcanzadas por la senda del sufrimiento que lleva envolviendo a la artista durante años.

(Yayoi Kusama)
Sus mundos ciertamente excéntricos, que rompen con cualquier elitismo, han inspirado a centenares de artistas, divergiendo de antiguos moldes establecidos, sumergiéndose en lo banal, con usos por ejemplo de calabazas en sus obras, alcanzando precios desorbitados en sus ventas, rompiendo con todo tipo de clasismo con la figura femenina en este ámbito.
La mujer en el mundo del arte no ha recibido un trato deseable en comparación con la figura masculina. Las adversidades han emergido en sus vidas como brotes de viento huracanado que acaban destructivamente con sus pretensiones.
Esas adversidades en el mundo del arte femenino podemos traducirlas en el nombre de Carol Rama, artista italiana que la historia olvidó y cuyas obras actualmente se tasan en cifras estratosféricas.
Sus obras se definen como una ruptura total con el pensamiento que abrazaba su ciudad natal, Turín, en la oscura época de la posguerra. Se trataba de un arte con pinceladas feministas, contextos provocadores y con la presencia del erotismo, algo demasiado provocador en el momento y lugar dónde estaba, que junto a los fantasmas que asolaban su vida personal, provocaron estragos, que pese a todo consiguió vencer.

(Carol Rama)
Cuando comenzaron a valorarse sus obras, la vejez había provocado en la artista pérdidas de memoria irreversibles y poco tiempo después su muerte.
Se han destacado obras suyas como "Presagi di birnam", vendida en la sala Christie's de Londres por una cifra cercana a los 200.000 euros.
Pero no todas las historias de la mujer en el arte desembocan en un triste e irreversible final. Nunca es tarde para el arte, demuestra Carmen Herrera, quien a sus 89 años consiguió vender su primer cuadro, viendo cómo se valoraba en cifras nunca antes imaginadas por una pintora.
Figuras como la de Carmen Herrera u otras como la estadounidense Georgie O´Keeffe, muestran el gran impacto e importancia de la mujer en el arte y en la cultura, en el que más que nunca se busca una soñada y cada vez más real igualdad respecto al hombre.

(Verticals - Carmen Herrera)
Valor 751.500 $
La presencia de grandes mujeres como estas nunca podrán ser borradas, el arte seguirá reflejando su permanente y continua lucha por intentar y llegar a lograr, aunque desafortunadamente a veces de forma tardía, un hueco la historia del arte.
La ausencia de mujeres artistas en los museos aún es visible. Es necesario revertir esta situación e impedir que sean de nuevo condenadas durante décadas al olvido.
Equipo de Gover.
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